Somos aquellos que crecimos con televisiones sin mando a distancia, baños semanales con hermanos y el Un, Dos, Tres. Somos los niños callejeros del bocadillo de chorizo, las bicicletas compartidas y el cuando llegues te vas a enterar. Somos los jóvenes de los besos robados, cigarrillos a escondidas y a las diez en punto en casa.
Nuestro teléfono fue la calle y la película de nuestra vida no podría entenderse sin un coscorrón a tiempo, radiocassettes ochenteros y veranos en familia. Escuchar a Sabina era una terapia y heredar la ropa de tus hermanos un privilegio. Los de mi generación fuimos niños de gustos sencillos, de infancias simplonas y adolescencias agitadas...Transgredir la norma era toda una aventura, para algunos era pura adrenalina y para los más tranquilos, un reto inimaginable.
Nuestros hijos son nativos digitales, tan protegidos ellos, tan dirigidos por el consumismo, tan libres de prejuicios y cautivos de lo inmediato...La tecnología los encarcela en jaulas de cristal y no les permite volar con la imaginación. Sus deseos son órdenes. No hay esperas. Nuestros pequeños emperadores, tan poco contrariados... Les sobran cosas y les faltan motivos, saturados de estímulos y escasos de responsabilidades, tan llenos de razón y tan vacíos de fantasía...
Definitivamente, es duro ser niño en el siglo XXI. Ni fuimos tan felices los de antes, ni son tan infelices los de ahora. Es simple y llanamente diferente. El tiempo nos permitirá valorarlo con perspectiva. La sociedad ha cambiado y los niños con ella. El futuro es incierto para ellos. Les hemos puesto el listón muy alto. La vida aprieta y deben salir del cascarón con fuerza, coraje y amor propio. Ojalá en el camino no haya quedado su niñez. ¡Suerte pequeños! 🍀
#Reflexiones #Infancias
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RAQUEL, JORGE, ÁLVARO, MARTA, ALEJANDRO, ERO, CLARA, ADRIANA.
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